viernes, 19 de febrero de 2010

la historia del rey con cuerpo de música!


Hace mucho tiempo, en uno de esos países donde se vive la vida a cántaros y los sueños se dibujan después de que cae la lluvia; en un castillo vivía un rey con manos de guitarra, cuerpo de clarinete y rostro de música. Un buen día, se enamoró del agua... la bebió, la saboreó, se empapó de ella y... nació una canción... Una hermosa, rubia, saltarina y traviesa canción; el rey, cuando la tuvo en sus brazos por primera vez, aprendió a reír desde el alma, como reían los humanos. La vida se le iluminó y cada que la tristeza se asomaba a la noche, esa pequeña canción sonaba desde su cuna y entonces el rey sonreía, ¡sonreía!, la sostenía en sus brazos y así con su canción incrustada soñaba! El rey, encontraba notas diferentes a cada amanecer, se alimentaba de sus sonrisas, se refrescaba con sus lágrimas, se sumergía en sus ojos de agua... Pero, bien dicen, que eso de los amores perfectos, no existe! y el agua, se escurrió una tarde, por el castillo de aquel rey, hasta llegar de nuevo al mar... dejando húmedas las paredes, inundadas de recuerdos, condenando a ese rey enamorado, a la más cruel soledad... el agua cargó con todo y canción... como un huracán! Triste y confundido, él, aceptó la decisión... entendía que el agua estuviera lejos, allá en el mar, pero no la canción!... de repente, la escuchaba reir, cuando la pequeña salía a jugar y alegraba la playa.. A veces, muy pocas para el gusto del rey, el agua dejaba que su pequeña jugara con el músico. Y entonces él, se inundaba de su cancionsita, le miraba los ojos con fondo de madera, le inventaba acordes alegres, cuando la abrazaba en silencio le pedía que no se fuera y retrataba cada segundo que pasaba junto a ella, para, que cuando volviera al castillo, después de que ese guardia tirano, llamado noche le arrebatara la princesa para devolverla a su mamá, el rey corriera con la memoria fresca y pudiera contar todo a los habitantes del castillo, vasallos, lacayos, familia real y quien quisiera escuchar. "¡La canción, hoy contó un chiste! ¡La canción, hoy dijo un trabalenguas!"... y todos entusiasmados aplaudían... luego, el rey, regresaba a sus aposentos... afinaba notas y cuando la noche se metía, se sentaba a la ventana, se quedaba quieto y miraba de lejos como su canción crecía... y paso a paso, inundaba la tierra de sonrisas. Él, feliz, se herguía y henchido de orgullo, le cantaba al sol, que esa princesa ERA SU HIJA!

miércoles, 13 de enero de 2010

TE QUIERO


Odio tus labios, por tramposos y discretos
por que aún no sé manejarlos...
por que parecen de barro,
los odio aún más cuando están lejos.

Odio también tus manos,
sino duermen en mi cintura
no entienden que me canso...
y que ellas construyen mis pasos.

Odio tus ojos,
perfectamente extraños!
odio todo lo que tienes...
por que todo...

Indiscutiblemente todo
me hace quererte...